lunes, 28 de marzo de 2011

San Andrés en Fuerteventura, patrón de los agricultores

Cuando en 1609 San Andrés fue nombrado patrón de los agricultores, no se imaginó lo que le esperaba en una isla sedienta y en su mayor parte dedicaba al cultivo de secano.
Los hombres del campo en Fuerteventura miran al cielo cuando se pasa el mes de octubre sin llover, siquiera unas gotas. Entonces y durante siglos mantuvieron la costumbre, clamaban a Dios y buscaban en la iglesia más cercana al Santo Andrés para procesionarlo hasta la parroquia matriz de Betancuria, hasta la Vega de Río Palmas o, más tarde, cuando ya construido en la década de 1650 su propio templo en el Valle de la Sargenta, (Tetir), hasta se le enjuiciaba en un ritual que mezclaba lo católico con lo pagano.
Yo, como muchos que nos interesamos por nuestro pasado, había oído la costumbre que había en la Vega de Tetir de acudir a la ermita de San Andrés, en el Valle de la Sargenta, cuando, pasado el día de Santa Catalina sin llover se le iba a pedir cuentas al santo patrón de los agricultores. Escuchábamos que se sacaba al santito de su ermita y se llevaba a lo alto del volcancito de Santa Andrés, en el centro mismo de aquella vega y se le amenazaba con desriscarlo si no traía el agua; solía contarse que alguna vez, siquiera por accidente, la imagen rodó por lo suelos, pero que por lo general no se cumplía la amenaza.
Hace ahora dos años, cuando preparaba el librito que publica el Cabildo de Fuerteventura con motivo de la Feria Insular del Libro, dedicada entonces al primer cronista oficial de Puerto del Rosario, la familia me facilitó una serie de documentos y datos biográficos de Juan José Felipe Lima, entre los que se encontraba el que, con su permiso me permito reproducir más adelante, sobre todo,  porque íntegramente lo podemos ver en la obra que Claudio de la Torre Millares dedicó a las islas orientales de Canarias en la década de 1960. Sencillamente porque Juan José Felipe le cedió estos datos sobre Fuerteventura sin que viera su nombre entre los colaboradores que el autor de aquel libro mencionó entre sus páginas.
Veamos lo que nos contaba aquel primer cronista de Puerto del Rosario, cuya foto aquí insertamos:
"San Andrés, por designación popular, es el abogado de las lluvias. En años de sequía, cuando el agricultor está ya al borde de la ruina, las mujeres han de desplazarse varios kilómetros en busca del agua para sus necesidades domésticas. Pero hasta finales del pasado siglo [entiéndase el XIX] mientras las mujeres se entregaban al penoso acarreo solían los hombres congregarse junto a la iglesia para pedirle cuentas al santo. Se acusaba a San Andrés de no querer escuchar las súplicas, y hasta se le llegaba a amenazar con despeñar su imagen por una de las montañas que separa a Tetir del pueblo de Tefía [no desde la montaña de san Andrés, según Juan José]. Los defensores del Santo, que también los tenía, empleaban toda clase de razonamientos para disuadirlos, alegando la falta de fe del vecindario como causa principal de la sequía. Arrollada la defensa por el ardor de los acusadores, la imagen era llevada a hombros hasta el lugar del sacrificio. Allí se reanudaba el juicio con los ánimos mas sosegados [seguramente tras una caminata regada con algunos rones y animada por guitarras y timples]. La ejecución de la sentencia se suspendía. Se le daba entonces al santo un plazo de diez ó veinte días, nunca más de un mes, para que trajese la lluvia. Siempre llovió dentro del plazo. Sólo falló una vez. Pero cuando en esta ocasión se iba a cumplir la sentencia, se consignó in extremis permutar la pena infamante por el destierro... De la curiosa ceremonia [termina el cronista] hoy [1962-63] sólo queda el refrán: Si no llueve por Catalina ni por Andrés, malo es..."
El texto transcrito se corresponde con la copia mecanográfica que conservan los familiares de Juan José Felipe Lima en su archivo, pero cualquiera puede encontrar copia literal en la obra de Claudio de la Torre Millares, publicada en 1966 por Destino, recientemente reeditada en facsímil por Cam PDS editores.
Las referencias a esta costumbre se suelen reiterar tomando como base las ediciones citadas, por lo que, tal vez, como hiciera Juan José Felipe, convendría rebuscar en la memoria de nuestros mayores y recomponer este ritual por el agua ante San Andrés.
Pero San Andrés tuvo otros patronazgos y capillas en Fuerteventura, de las que hablaremos en otra ocasión.

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