miércoles, 12 de agosto de 2015

El guardacostas "Uad-Ras", se pierde en la baja de Caleta de Fuste, 1930

Se trataba de uno de los buques, de 547 toneladas, comprados por España a Inglaterra después de la Primera Guerra Mundial, en 1922.

Se adscribió a la Armada Española que lo destinó a tareas de vigilancia en la costa de la parte española del Protectorado de Marruecos. Pero intervino además de en la guerra de la zona, en tareas de rescate de distintios accidentes aéreos como el acaecido en junio de 1930, poco antes de su percance en las costas majoreras.

En el momento del accidente lo mandaba el teniente de navío José Luis Miranda, que lo conducía al abrigo de nuestras costas desde Cabo Juby, donde se averió, hasta el Puerto de la Luz (Gran Canaria), para reparar las averías detectadas en sus máquinas.
 
Buque similar al Uad-Ras, siniestrado en diciembre de 1930. [Foto de Paco Cerdeña, tomada en el Museo Naval de Canarias]
 
El día 22 de diciembre de 1930, cuando daban las cuatro de la tarde, el buque encalló, como lo hicieron otros tantos buques a lo largo de la historia marítma de Fuerteventura, en la baja de Caleta de Fustes.

Nada más llegar la noticia a Puerto de Cabras, se desplazaron al Castillo la autoridades marítimas de Fuerteventura y en distintos puntos se apostaron dotaciones de la fuerza militar que guarnecía la capital majorera.

La propia dotación del barco, casi sin víveres, hizo cuanto pudo, que fue poco, esperando la llegada del correillo La Palma, desplazado desde la Luz con intención de arrancarlo del veril, sin conseguirlo.

El correo dejó allí uno de sus lanchones donde se depositarion los proyectiles explosivos del guardacostas de la Armada.

El día 23 salía del Puerto de la Luz el remolcador de la Oceánica, a cuyo bordo viajaban el Comandante de Marina, capitán de corbeta, Ángel Rizo y el ingeniero de la Armada, Juan Fontán; traían tres bombas de achique, focos, cemento, compresor y equipo de buzo. Llegaron al lugar del naufragio al día siguiente.

El 25 de diciembre el secretario de administración local Claudio López, contaba a la prensa que ya estaba en la zona el cañonero Bonifaz, que se unió alremolcador y a las dos gabarras de fondo plano cedidas por las compañías The Gran Canary Coalling y Miller, con las que intentaban flanquear al buque siniestrado para mantenerlo a flote.

Y lo mismo hizo el correillo Viera y Clavijo durante todo el día veinticinco de diciembre, intentando tirar del guardacostas para arrancarlo de los bajos, sin conseguirlo.
 
En la imagen el Correíllo La Palma, que jugó un importante papel en las tareas de salvamento del Uad-Ras, junto al Viera y Clavijo, el Bonifaz y el motovelero Herbania.
 
Pero el remolcador ya sufrió averías en la hélice y el timón el mismo día veinticuatro, a pesar de los sondeos practicados y los consejos del partrón del motovelero Herbania, quien hizo algunas declaraciones sobre el estado del naufragio:

"El buque aparece a simple vista inclinado hacia la izquierda, mirando de propa a popa, pero en la apariencia no parece haber sufrido mucho y en su cubierta se nota el constante atareo de la tripulación... El citado guardacostas debe tener avería en el costado sobre el que desacansa que es el de babor, y el agua ha inundado la cámara de calderas y de máquinas, habiendo recibido también el casco, por la otra banda, ligeras averías que fueron provisionalmente reparadas por el buzo."

"El día 26 -según apreciaciones del patrón de El Herbania- volvió a intentarse un acercamiento al Uad Ras con el remolcador y resultó también averiado en una de estas maniobras el bote automóvil que dejaron los correíllos para ayuda de salvamento, y el mismo día por la tarde, se suspendieron estos trabajos al parecer, aunque a bordo se nota actividad... No se pierde la esperanza de salvar el buque si el tiempo sigue en el cuadrante del norte unos días, lo que es de esperar, puesto que en invierno el sur es muy raro..."

Noticias aparecidas en la prensa a finales de enero de 1931 confirmaban el abandono del salvamento del Uad-Ras, retornando a la Baja de Caleta de Fustes el remolcador Ricardo para devolver las gabarras al Puerto de la Luz, en la isla de Gran Canaria, una de las cuales rompió las amarras perdiéndose a la deriva hasta ser recuperada al sur de aquella isla.

El incidente del Uad Ras, uno de tantos que se produjeron en la zona desde tiempo inmemorial, movió el ánimo de muchos a pedir a la Dirección General de Navegación la colocación de un faro que avisara del peligro de la Baja y su señalamiento en la carta geográfica. Pero dada la frecuencia de accidentes que se siguieron produciendo y la circunstancia de que muchos no actualizaron las cartas de navegación, aquella innovación de apoyo marítimo no se produjo, y los hechos siguieron repitiéndose en casos como el del Alfeite, de que ya hemos hablado en otra ocasión.
Copyright: Francisco Javier Cerdeña Armas.-