De Casillas del
Ángel a Tefía, pasando por Tao
También en Tao hubo un pequeño oratorio o
ermita, si nos atenemos a lo que pregonan las escrituras al deslindar ciertas
fincas de este asentamiento al sur de Tefía. Pero nada sabemos de su advocación
ni de si llegó a estar consagrada, pues de momento el silencio documental se
mantiene por ahora.
Quienes allí vivieron antes del siglo XVIII
eran frecuentemente citados por el viejo cabildo de la isla para que acudieran
en prestación vecinal para la limpieza de caminos y fuentes y, hasta no hace
mucho, centenarias palmeras, hornos y casas, recordaban aquel sitio en las
primeras cartografías de Fuerteventura.
Una vez más la microhistoria de los pueblos y sus
gentes nos convida a investigar sobre lo que acabamos de insinuar, repasando
las rutas y los caminos antiguos de la isla.
Más al norte de Tao, arrimadas a las faldas
de las montañas que nos separan de Tetir, las casas de Tefía de Arriba pregonan
con sus ruinas la existencia de viejas casonas (Bethencourt, Rugama…) en las
lomadas aledañas. Y abajo, el poblado de La Alcogida , por donde se fue derramando el poblamiento
hacia La Montañeta ,
en lo que hoy es Tefía.
La ermita de San Agustín, Tefía (Fuerteventura), en la actualidad. [foto aportada por Paco Cerdeña] |
Y, en medio, la ermita de San Agustín, con
sus trescientas festividades, conmemora este año su tricentenario. Atrás queda
la larga historia de un caserío que mantuvo el uso ganadero de la Costa de Las Salinas y
Jarugo, que vio surgir en sus inmediaciones la presa del barranco de Los
Molinos y la Colonia Rural
García Escámez, el primer aeropuerto de la isla, la penitenciaría y el
acuartelamiento de la Legión ;
unas llanadas donde los molin@s harineros pregonan viejos cultivos junto a los
aeromotores que intentaron también buscar aguas subterráneas…
La festividad que allí nos concita cada año,
evoca una vez más su pasado como pueblo esforzado en mantener la tradición y la
identidad. Y lo vienen haciendo con tal vocación desde que en marzo les fue
concedida licencia para fabricar la ermita y, especialmente, a finales de
agosto de 1713, cuando se personaron ante el escribano público Diego Cabrera
Betancur los siguientes vecinos de Tefía:
Diego de Acosta
Francisco de Betancur
Andrés de Acosta
Jerónimo de Monroy y Juana de Saavedra
Joseph Francisco y Catalina de Barrios
Nicolás Pérez Sierra
Antonio Miguel y Juana de Saavedra
Juan de la Peña
Juan de Betancur Clavijo
Esteban Hernández Chaqueda y María de la Antigua
Fernando de la O y María de Franquis, viuda de Juan de Morales
Y en su nombre y por los que no asistieron,
escrituraron la dotación de la ermita de San Agustín:
“Decimos que por cuanto movidos de la
devoción que siempre hemos tenido y tenemos al glorioso doctor San Agustín, nuestro
padre en virtud de despacho y licencia que obtenemos de los señores Deán y
Cabildo de la Santa Iglesia
Catedral de estas islas… estamos fabricando una ermita en este dicho lugar de
Tefía con el título del glorioso San Agustín a nuestra propia costa que con
efecto está acabada de paredes y cubriéndose de maderas que hemos de tejar,
encalar y perfeccionar con la decencia necesaria, la cual habrá de estar... de
ella quedará fenecida por todo el mes de
septiembre próximo que vendrá de este presente año y asimismo hemos de poner en
ella ornamentos… hasta colocar en dicha ermita la imagen del glorioso doctor
San Agustín…”
Entonces hipotecaron y comprometieron para el
mantenimiento de la ermita, además de cierto número de reses de varios tipos,
17 fanegadas de tierra hechas y de pan sembrar en distintas suertes inmediatas
a Tefía, cuyo valor conjunto ascendía a 680 reales, a 40 por fanegada, capaces
de producir, unos años por otros, ocho fanegas y media de trigo.
El empeño de aquel vecindario se vio
compensado cuando el 19 de marzo de 1714, día de San José, el vicario de
Fuerteventura, Esteban González de Socueba, bajó desde Betancuria para estampar
en el libro de la ermita la diligencia de su bendición y autorización para
celebrar en ella los oficios religiosos, nombrando como mayordomo y custodio de
las llaves a don Francisco Betancur.
Ha pasado trescientos años y el pueblo
mantiene viva su llama para un templo que es Bien de Interés Cultural con
categoría de Monumento de la Comunidad
Autónoma de Canarias.
[Para conocer algo más de nuestro trabajo véase: La Ermita de San Agustín, Tefía (Fuerteventura),
en Tebeto XII, Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura, 1999, en
coautoría con Jesús Alejandro Cerdeña Armas]